Es uno de los lugares más pintorescos de Monreale. El camino que conduce a este santuario es el antiguo Vía Crucis, que comienza en la Iglesia de San Francisco, atraviesa la Subida de las Cruces hasta las laderas del Monte Caputo.
Este santuario, construido en 1815 y ampliado en 1844, está relacionado con la leyenda del joven monrealés Matteo Giovan Battista Angelo Quartuccio, que en 1812 vio en aparición a la Virgen de los Dolores con Cristo muerto entre las rodillas, con la cual inició un diálogo. Luego la Virgen desapareció y Mateo volvió al pueblo para contar esta aparición en medio de una gran multitud. Posteriormente tuvo lugar un nuevo milagro: en las manos de Mateo apareció el pan que permitía la curación de los enfermos.
La iglesia está articulada en terrazas con una sola nave con cubierta de cañón y altar mayor delimitado por columnas jónicas. La fachada visible desde cualquier punto de la ciudad de Monreale tiene terrazas y rincones. En el tímpano de la iglesia se vislumbra el escudo pintado de la Orden de los Siervos de María, es decir, "SM", con corona de siete lirios, símbolo de los siete Santos fundadores de la Orden.
La planta es de una nave única, caracterizada por las pilastras estriadas con capiteles de tipo iónico. El aula está separada del presbiterio, rectangular y elevado por tres escalones, por dos columnas acanaladas con capiteles jónicos. El interior está desprovisto de decoraciones, excepto la presencia de pilastras estriadas con capiteles de tipo iónico. Entre los elementos decorativos, notamos un fresco de Francesco Manno que representa el Espíritu Santo, con una paloma, en medio de figuras de ángeles. Detrás del altar hay un gran lienzo que recuerda la aparición de la Virgen a Matteo Quartuccio.
